NOS SIGUEN MATANDO

El día de ayer, por la noche, fue encontrado el cuerpo de Nora L aura Escobar, una mujer de 43 años, quien fue asesinada y enterrada por su exmarido debajo de una capa de concreto en el patio trasero de su domicilio. 

Nora estaba desaparecida desde el 22 de abril pasado y este mismo martes el Ministerio Público de la Acusación emitió un comunicado para pedir la colaboración para dar con su paradero. La fiscal Marisol Fabbro fue anoche al domicilio de Nora Escobar con personal policial y, tras realizar las tareas de investigación, encontraron el cuerpo de Nora enterrado en el patio trasero. Días atrás en esa casa ya se habían hecho tareas de investigación en la propiedad pero en esa ocasión no encontraron nada. 

La última vez que Nora fue vista con vida fue hace TRES SEMANAS y el hecho fue advertido por sus empleadores ya que no se había presentado a trabajar ni respondía mensajes o llamadas. 

Nos siguen matando, ayer con los hechos antes relatados, nos enteramos del asesinato de Nora, un nuevo femicidio que la justicia, que las leyes y las políticas públicas no han logrado evitar. 

Se puede visibilizar no solo la cantidad de asesinatos que, lejos de reducirse, crecen -y ya no solo en números- sino a un nivel de crueldad que a muchas mujeres a esta altura, nos enoja, nos molesta y nos indigna. Nos castigan, quieren tenernos en fosas, calladas y sumisas. 

Será casualidad que justo ayer nos toque desenterrar a una mujer que desapareció hace 18 días, víctima no únicamente de un exmarido, sino también de la justicia -nuevamente una justicia patriarcal- que tardó en realizar los allanamientos necesarios y que trajo como resultado a un femicida prófugo y una mujer asesinada. Casualidad, digo por qué hace 7 años, también un 10 de mayo vivíamos la misma historia con Chiara Páez, que había sido enterrada por su novio y lograban encontrar su cuerpo. Esa historia que impulso la marcha “Ni Una Menos”. Demás esta decir que se anuló la pena al asesino de Chiara, pero eso quedara para otro relato. 

Una vez más la misma historia, diferentes ciudades, el mismo patrón, un femicidio, un cuerpo enterrado, la misma simbología y la misma estructura patriarcal. 

Queremos un cambio. Es una necesidad urgente: un cambio en la justicia, en políticas públicas, efectivas, concretas y reales, que sean eficientes para prevenir, sancionar y erradicar la violencia de género en todos sus tipos y modalidades, pero sobre todas las cosas en su máxima expresión que es el femicidio.