A propósito de salud mental

Cultura 29 de agosto de 2022 Cintia Lo

Las instalaciones, a simple vista, no tenían nada de extraño ni de particular. Era una clínica modesta pero prolija, es decir, una casa vieja remodelada y aggiornada para la función.

Se notaba porque las puertas tenían una parte de vidrio biselado a través de la cual se podían adivinar las siluetas de las personas: un escritorio, sillas y en algunos consultorios, una estantería con algo que parecían ser juguetes.

Luego de hablar con la secretaria lo concerniente a honorarios, le acercó un formulario para llenar y una birome.

Las primeras preguntas eran casi obvias: nombre, edad, profesión, pero al avanzar en el mismo se encontró con una particular:-Cuántas veces en los últimos meses experimentó deseos de morir?

La respuesta no era obvia:-Todos los días-Por eso estaba allí, sobre todo después del virus al que había sentido como una bendición si se cumplía ese desenlace.

Había funcionado el objetivo? El virus que , en un principio pretendía dominar a la población de la nación más potente del planeta, se había esparcido , escapado brutalmente de las manos del creador.

Había trazado una brecha, un antes y un después, en muchos aspectos.

La gente ya no salía a la calle como antes, no se relacionaba con sus pares y si lo hacía, se veía contenida y recelosa de dar un beso, un abrazo, no era como antes.

Había sembrado la semilla de la desconfianza en más de un aspecto, la insatisfacción, el desencanto, el fin del mundo como lo fue para los aztecas cuando advirtieron la presencia de los españoles en sus tierras. La inmediatez, la urgencia por decir ¨algo¨ que materializara el momento.

Había forjado un mañana inexistente, una ilusión de estabilidad que podía quebrarse de un instante al otro.

-Todos los días-se repitió a sí mismo, sin contar los peores momentos, en que sintió que le quemaba el presente cuando una a una fueron despareciendo las figuritas de la foto familiar.

Y él estaba allí, sentado en ese escritorio, mordiendo la punta de la birome mientras intentaba desentrañar el transfondo de ese deseo. Sin encontrar respuesta.

Si deconstruimos…que sea para reconstruir.

Cuídense! La vida es muy corta para desperdiciar el momento presente.

Con amor

Cintia Lo

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